Historia de Salave

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Historia de Salave

El oro ha constituido desde la más remota antigüedad un objeto de deseo de todas las civilizaciones que se han afanado por obtenerlo de cualquier modo, incluso por métodos violentos, pero muy particularmente por el más pacífico de los mecanismos, que es su extracción directamente de las entrañas de la tierra.

A lo largo de la historia, el oro ha aportado a los pueblos riqueza, no solo económica sino también ornamental, religiosa, tecnológica, ha sido valor de cambio en transacciones comerciales de todo tipo, y soporte de las reservas monetarias de los países como garantía de su solvencia. Ha constituido y sigue siendo en todo este tiempo, un elemento fundamental para el desarrollo y la sostenibilidad de los pueblos y su capacidad económica.

El descubrimiento del yacimiento de oro de Salave se remonta al siglo primero de nuestra era por los romanos, que en aquel tiempo comenzaron la extracción de las zonas oxidadas en la parte superficial del yacimiento de más fácil acceso. Además, por su composición resultaba más sencillo concentrar el oro contenido en la mineralización.

Se estima que los romanos extrajeron en su tiempo entre 2 y 6 millones de toneladas de roca en Salave, recuperando entre 5.000 y 7.000 Kilogramos de oro.

Por razones que no se conocen con exactitud, pero probablemente relacionados con las dificultades de controlar el acceso del agua cuando alcanzaron cierta profundidad en su corta, abandonaron la extracción de Salave, dejando un hueco de dimensiones considerables, próximo a la costa y en cuyo fondo se formaron las conocidas actualmente como Lagunas de Salave y su entorno constituido por el perfil de la operación a cielo abierta que los romanos desarrollaron y que a la fecha se encuentra extraordinariamente rehabilitado con profusa vegetación de todo tipo y formando parte del patrimonio industrial y arqueológico de la zona.

No existe documentada, desde entonces, actividad minera en la zona hasta los años cuarenta del pasado siglo, cuando determinados minerales como el molibdeno vieron relanzado su valor para la fabricación de aceros especiales durante las contiendas bélicas nacional e internacional. De esta época se registran pequeñas extracciones de molibdeno, de carácter superficial en la zona de la antigua corta de Salave, en galerías subterráneas de muy limitada extensión.

Es a partir de los años sesenta, cuando diversas compañías especializadas en la investigación y desarrollo de proyectos mineros muestran interés por comprobar el desarrollo y continuidad en profundidad de la extracción evidenciada por los romanos.

De este modo, mediante el uso de técnicas geoquímicas, geofísicas y de prospección directa se ha reconstruido el modelo de mineralización de Salave, su morfología, localización y finalmente su viabilidad técnica, ambiental, económica y urbanística.

Más allá de los estudios más preliminares de carácter geoquímico y geofísico, desde los años setenta se han realizado en la zona de Salave casi 500 sondeos de diferente longitud, perforando más de 65.000 metros. Esta información ha permitido establecer las características fundamentales del yacimiento y una valoración más precisa de su viabilidad, aunque siga habiendo áreas de conocimiento insuficientemente cubiertas y que puedan requerir futuras investigaciones.

La última campaña de sondeos realizada por Exploraciones Mineras del Cantábrico es del año 2018, cuando se perforaron algo más de 2.000 metros de sondeo, con el objetivo principal de cerrar mallas de sondeos previos, confirmar sus resultados y facilitar la preparación de un estudio de viabilidad más consistente.

El proyecto

Historia de Salave

El oro ha constituido desde la más remota antigüedad un objeto de deseo de todas las civilizaciones que se han afanado por obtenerlo de cualquier modo, incluso por métodos violentos, pero muy particularmente por el más pacífico de los mecanismos, que es su extracción directamente de las entrañas de la tierra.

A lo largo de la historia, el oro ha aportado a los pueblos riqueza, no solo económica sino también ornamental, religiosa, tecnológica, ha sido valor de cambio en transacciones comerciales de todo tipo, y soporte de las reservas monetarias de los países como garantía de su solvencia. Ha constituido y sigue siendo en todo este tiempo, un elemento fundamental para el desarrollo y la sostenibilidad de los pueblos y su capacidad económica.

El descubrimiento del yacimiento de oro de Salave se remonta al siglo primero de nuestra era por los romanos, que en aquel tiempo comenzaron la extracción de las zonas oxidadas en la parte superficial del yacimiento de más fácil acceso. Además, por su composición resultaba más sencillo concentrar el oro contenido en la mineralización.

Se estima que los romanos extrajeron en su tiempo entre 2 y 6 millones de toneladas de roca en Salave, recuperando entre 5.000 y 7.000 Kilogramos de oro.

Por razones que no se conocen con exactitud, pero probablemente relacionados con las dificultades de controlar el acceso del agua cuando alcanzaron cierta profundidad en su corta, abandonaron la extracción de Salave, dejando un hueco de dimensiones considerables, próximo a la costa y en cuyo fondo se formaron las conocidas actualmente como Lagunas de Salave y su entorno constituido por el perfil de la operación a cielo abierta que los romanos desarrollaron y que a la fecha se encuentra extraordinariamente rehabilitado con profusa vegetación de todo tipo y formando parte del patrimonio industrial y arqueológico de la zona.

No existe documentada, desde entonces, actividad minera en la zona hasta los años cuarenta del pasado siglo, cuando determinados minerales como el molibdeno vieron relanzado su valor para la fabricación de aceros especiales durante las contiendas bélicas nacional e internacional. De esta época se registran pequeñas extracciones de molibdeno, de carácter superficial en la zona de la antigua corta de Salave, en galerías subterráneas de muy limitada extensión.

Es a partir de los años sesenta, cuando diversas compañías especializadas en la investigación y desarrollo de proyectos mineros muestran interés por comprobar el desarrollo y continuidad en profundidad de la extracción evidenciada por los romanos.

De este modo, mediante el uso de técnicas geoquímicas, geofísicas y de prospección directa se ha reconstruido el modelo de mineralización de Salave, su morfología, localización y finalmente su viabilidad técnica, ambiental, económica y urbanística.

Más allá de los estudios más preliminares de carácter geoquímico y geofísico, desde los años setenta se han realizado en la zona de Salave casi 500 sondeos de diferente longitud, perforando más de 65.000 metros. Esta información ha permitido establecer las características fundamentales del yacimiento y una valoración más precisa de su viabilidad, aunque siga habiendo áreas de conocimiento insuficientemente cubiertas y que puedan requerir futuras investigaciones.

La última campaña de sondeos realizada por Exploraciones Mineras del Cantábrico es del año 2018, cuando se perforaron algo más de 2.000 metros de sondeo, con el objetivo principal de cerrar mallas de sondeos previos, confirmar sus resultados y facilitar la preparación de un estudio de viabilidad más consistente.

El proyecto

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