Durante las últimas décadas, en España, la minería se ha convertido en una actividad sometida a los requerimientos legales, técnicos y ambientales más exigentes de Europa para asegurar su desarrollo. Por ello, podemos decir que, hoy en día, cuando se produce la extracción de cualquier metal o mineral de nuestro subsuelo se hace de manera sostenible y especialmente protectora con el medio en que se desarrolla, pues los proyectos deben, con carácter previo, probar el cumplimiento de los requerimientos legales, la utilización de tecnología moderna y probada y la eliminación o prevención de los impactos. Se trata, pues, de una de las actividades con mayores exigencias para su desarrollo, pero que mantiene su aportación fundamental e ineludible para el desarrollo de la civilización y los retos que enfrentan nuestras sociedades actuales, en la misma o mayor medida que el resto de actividades del sector primario mundial.

Con el fin de incrementar su compromiso de sostenibilidad, el sector minero se ha adaptado asumiendo los grandes avances tecnológicos e innovadores. El concepto de extracción minera evoluciona constantemente para convertirse en una actividad más compatible con el medioambiente y complementaria de las actividades del entorno, muy especialmente las del sector primario. El uso sistemático y adaptado a la gestión de la producción minera, la optimización del uso de los recursos y la rehabilitación de las zonas utilizadas permite minimizar los impactos y en definitiva conseguir efectos positivos para el entorno en el que se opera.

¿Cómo es posible?

La aplicación de la innovación y los avances tecnológicos, en los que la minería mantiene gran cuota de participación, hoy en día podemos abordar la extracción de los recursos minerales y su aprovechamiento minimizando los inconvenientes y compatibilizando la actividad extractiva con otras también tradicionales como la ganadería, la agricultura o la pesca. Reconociendo las especificidades de las diferentes maneras de abordar las extracciones, ligadas a las variadas morfologías de los recursos y mineralizaciones podemos citar algunas prácticas de relevancia en cuanto a la compatibilidad:

  • La minería subterránea. Cuando es posible reduce notablemente muchos de los impactos como, el visual, el ruido, el polvo y el volumen de residuos generados, que minora significativamente las molestias y posibles contaminaciones en el entorno de la mina.
  • Restauración integral de la zona que cumpliendo los exigentes requisitos legales, contemple también las demandas sociales. Los lugares utilizados para la extracción de diferentes recursos naturales son recuperables e, incluso, pueden ser mejorables.
  • Uso y tratamiento del agua. Minimizando el uso del recurso fomentando el reciclado propio y evitando el contacto con las labores de extracción.
  • Relleno o reubicación de los estériles. Recolocar los estériles de la propia mineralización en los huecos creados por la extracción, permite reducir los espacios utilizados en superficies y facilita el diseño de una restauración integral plenamente recuperadora.
  • Protección de los recursos, hábitats, fauna, flora y patrimonio. Siendo este un requerimiento determinante de la legislación en vigor, también es cierto que una utilización organizada y eficiente de los recursos generados por la actividad minera pueden redundar no solo en la preservación del medio, sino incluso en progresos para conseguir objetivos más favorables sobre estos recursos.

 

¿Tenemos ejemplos en España?

La respuesta es sí. España es uno de los países europeos con más volumen legislativo sobre la actividad extractiva y desde hace años, se exigen por Ley Planes de explotación y restauración coherentes aprobados por la autoridad competente y que determinan la garantía financiera requerida a las empresas para su aval y que son revisadas regularmente a lo largo de la explotación. Podemos citar extracciones mineras metálicas en el Sur de España, Andalucía, Extremadura, etc, que conviven desde hace años con las actividades locales como agricultura, ganadería o turismo y que han ido adaptando su gestión a la creciente demanda legislativa y social. En Asturias tenemos referencias en Belmonte de Miranda o Ribadesella.

Es importante también remarcar que nuestro país tiene un papel importante relacionado con la transición energética, y es que se han identificado en territorio nacional cerca de 13 minerales útiles para la descarbonización, como puede ser el wolframio, el cobre o el litio, elementos fundamentales para llevar a cabo el cambio de modelo energético previsto para 2030.

La realidad es que nuestro desarrollo social actual no puede prescindir de los metales y minerales para su supervivencia. Por ello, los legisladores, la tecnología y el sector minero se esfuerzan para conseguir la convivencia de la extracción de recursos minerales y los objetivos medioambientales que demanda el planeta, compatibilizando el respeto medioambiental y la convivencia con otras actividades también fundamentales para el desarrollo humano. Las compañías mineras y su sector constituyen un pilar complementario e ineludible para el desarrollo del país y mantienen un compromiso indudable para fortalecer las zonas en la que se asientan y apoyar los valores del entorno.